Este chocolate es una primicia entre mis producciones, ya que se trata de cacao crudo.
Cogí el mejor cacao que tenía y conocí de primera mano la fermentación y el secado. Maximilian siempre me ha inspirado confianza. Lo analicé en crudo y busqué cualquier agente patógeno que pudiera estar presente y, tras comprobar que era bacteriológicamente perfecto, lo procesé CRUDO, es decir, sin más tratamiento que el mínimo mecánico para producirlo. Fue limpiado a mano y molido a piedra como lo hacían los antiguos mayas, por eso lo llamé Metate, mezclado con azúcar de caña silvestre, crudo, procesado a mano y concentrado lentamente en el serro de Esmeraldas por una familia de indígenas nativos. Luego lo templé a mano sobre mármol y lo modelé. Es un chocolate severo, con características únicas también en su ADN.